El martes 12 de octubre de
2018, en la ciudad de Upata. falleció de un infarto y a la edad de 83 años, Ángel Romero, Cronista Oficial de la Ciudad de San Antonio
de Upata y también Presidente de la Asociación de Cronistas del Estado Bolívar.
El Profesor Ángel Romero,
casado con una caicarense y padre de
hijas arrastradas hacia el exterior por la diáspora, era popularmente conocido
como “Romerito”, acaso por su talla menuda y su hablar agudo y afable. No era precisamente upatense sino caraqueño. En la capital venezolana había nacido el
mismo año de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez, es decir, en 1935,
Docente, cronista, fundador, presidente de la Casa de la Cultura María Cova Fernàndez,
y Presidente también de la Asociación de Cronistas del Estado Bolívar,
colaborador de la revista “Cuadernos de la memoria” coordinada por el poeta Pedro Suárez y
defensor del patrimonio cultural de Guayana.
Ángel Romero realizó una intteresante investigación
sobre el secor urbano Dalla Costa de San Félix y estuvo comprometido durante ocho años en un
trabajo de investigación sobre la vida
y obra de don Pedro Cova. Investigación que
parte de un dato que Carlos Rodríguez
Jiménez da a conocer en el primer volumen de su libro Upata publicado en
1965.
Romero no
tenía la menor idea de quién era Pedro Cova, y no tenía
por qué tenerla, pues él era caraqueño y había
llegado a la tierra del Yocoima por instrucción
del profesor Lucas Rafael Álvarez,
entonces director de Educación del Estado,
para fundar la Casa de la Cultura de Upata.
La única referencia cultural
que tenía era María Cova y por allí
comenzó después de leerse el libro del extinto diplomático Rodríguez Jiménez. Remunerado por la CVG, se fue a la antigua Nueva Andalucía (Cumaná), la tierra de los Cova y allí, bajo
la orientación del cardiólogo y cronista
José Mercedes Gómez, encontró suficiente material. Los archivos parroquiales de la
iglesia Santa Inés fueron de mucha
importancia, lo mismo que la información genealógica de Iturriza Guillén. Halló que el primer Cova llegó a Cumaná en 1818 y se llamaba
Ascanio y don Pedro Cova, su descendiente,
era compadre de Pedro José Rojas,
periodista que bautizó a su hija mayor y con el cual había hecho una
sociedad en 1843 para fundar una imprenta
y editar el Manzanares, semanario político. Esa misma imprenta a lomo de mula trasladó Pedro
Cova hasta Upata y allí se editaron las primeras publicaciones que tuvo el Yocoima. Total, es un libro que debería editar la
Alcaldía y donde se demuestra que don Pedro Cova es el paladín del progreso de la
antes Villa del Yocoima. Lo que San Antonio de Upata es
en la actualidad y lo que será siempre, tiene mucho que ver con la
obra civilizadora de don Pedro Cova, un cumanés, radicado en esas promisorias tierras desde mediados del
siglo diecinueve. (AF)