TINTA Y PAPEL
Según Alejandro de Humboldt -descubridor
científico del nuevo mundo- como algunos le llaman, en Viaje a las Regiones
Equinocciales del Nuevo Continente: “El Orinoco pertenece al número de esos
ríos singulares que, después de haber serpenteado hacia el oeste y el norte, acaba
por inclinarse de tal modo al este, que su desembocadura se encuentra casi
sobre el mismo meridiano que sus fuentes. Desde el Chiguire y el Geheté hasta
el Guaviare, el Orinoco corre hacia el este como si fuera a aportar sus aguas
al Océano Pacifico. En este trayecto, envía al sur un brazo notable, el
Casiquiare, poco conocido en Europa, que se une al Río Negro o, como lo llaman
los indígenas, el Guainía: este es el único ejemplo de bifurcación o una
ramificación natural, como se prefiera llamarla, de dos grandes cuencas,
realizada por entero en el interior de un continente”.
Cuando uno navega remontando el Orinoco,
puede observar estas y otras grandes maravillas de la madre natura, como por
ejemplo; La Piedra del Cocuy. Más adelante el mismo Humboldt explica: “La
naturaleza del suelo y la unión del Guaviare y el Atabapo con el Orinoco hacen
que este ultimo se desvíe bruscamente al norte. Por un error geográfico se
había tomado desde hace largo tiempo el Guaviare, afluente que proviene del
oeste, por el verdadero origen del Orinoco”. He ahí que el experimentado
expedicionario da por aclaradas las dudas que pudo haber levantado por 1797, el
geógrafo Bauche, sobre este accidente geográfico, descubierto o avistado por
Humboldt luego de: “Una ininterrumpida navegación de doscientas treinta millas
geográficas al través de una tupida red de corrientes…”, encontrándose a la vez
en dicho recorrido, con el enigmático fenómeno de las aguas negras, sobre lo
cual expresa con admiración: “El Atabapo, cuyas riberas se encuentran adornadas
de Carolíneas y Melastomatáceas arborescentes; el Temi, el Tuamini y el Guainía
acarrean aguas color café. A la sombra de bosquecillos de palmeras, este color
pasa al negro para entintar…..Las estrellas del sur reflejan su imagen con un brillo
singular en estos ríos negros”.
Si, y es que esta travesía se convierte
en una espectacular aventura por el corazón de la amazorinoquia, tierra colmada
–o herida de de ríos a decir del poeta Eduardo Carranza- donde el hombre
aprendió a vivir desde siempre entre unas aguas que forman parte de su propia
esencia. Un caminante y cronista de estos ríos Umberto Amaya Luzardo, nos dijo:
“Aquí el río es uno más de nosotros y, además es indispensable, pues, de no ser
por él, no existiríamos ninguno de los indios que canaleteamos por aquí…”.
En julio 2015, fuimos invitados por la
Biblioteca Publica Gabriel García Márquez a través de la Fundación Los
Cabresteros, que dirige el músico y folklorologo Joel Silva a la Primera Fiesta
Binacional del Libro Colombo venezolano, que se realizó en la pintoresca ciudad
de Puerta Inírida, capital del Departamento de Guainía Colombia, donde
participamos en varias actividades académicas y sociales, con la intención de
promover el libro y la lectura, sobre todo en la población más joven, por ello,
durante tres días, realizamos una especie de toma de los colegios más
importantes de la ciudad, con charlas, talleres, conferencias y recitales, en
los que se involucraron; escritores, poetas, cantantes, artistas, músicos e
historiadores y otros especialistas en la matera de ambos países, entre los que
podemos mencionar; Germán Pinto Saavedra (lamentablemente fallecido a escasos
días de haber retornado de dicho evento), Jesús Pérez Soto, Esnervi Rosales,
Jorge Gámez (Flor de Inirida), Rubén Mejía (Curare), Andrea Mejía (Viva
Colombia), Jorge Katar, Umberto Amaya Luzardo y el poeta Luis Caroprese
Quintero, a quien se le rindió un merecido y honroso reconocimiento, por ser el
autor del Himno Oficial del Guainía, obra escrita según él hace más de tres
décadas, precisamente en una de sus correrías por estos lares, cuando anduvo
por las serranías del Naquén tras el sueños del dorado, como los grandes
conquistadores que precedieron a Humboldt.
En reconocimiento a esta maravillosa
región del continente, al afecto demostrado y, a las sonrisas encontradas en
Puerto Inírida, esa hermosa ciudad que según la tradición esta sembrada sobre
una roca milenaria, donde la hospitalidad y la nobleza es parte de su esencia,
escribimos estos veros: GLOSANDO POR EL
GUAINIA. I. Guainía refleja en el rio/ la luz de sus manantiales/ y el nativo
se solaza/ canaleteando raudales/. Volando viene el cantar/ de los llanos
extendidos, / un rumor de mi latidos/ extremecióse en el lar /, y se abrió de
par en par/ el corazón del bohío/dándole paso al corrió/ en el arpa de
Arichuna/ y unos ojitos de luna/ Guanía
refleja en el río /. II. Una
canoa muy ligera/ partió con la madrugada/y nos dejó pincelada/ entre la espuma
viajera/ una nota lisonjera/ con reflejos matinales/. Flor de Inírida y
rosales/ entre exóticos capullos/ adormecían con arrullos/ la luz de los manantiales. / III.
El paisaje amazonense/ en su vientre de nodriza/ tiene una ciudad huidiza/
fresquecita y amanuense /. El fragor orinoquense/ y la fuerza de su raza/
fortalecen la coraza/ en sus prismas aurorales/ donde florecen borales/ y el nativo se solaza /. IV. Inirida es una flor/ dice el Himno
del Guainía, / y también es poesía/ plasmada en veros de amor. / Inírida es el
color/ profundo de sus caudales/ rumor de los aguasales/ donde el indio va
cantando/ por rumbos de San Fernando/ canaleteando
raudales/.
*Luis Mendoza Silva
C. I: 8.069.531
Telf. 04165566108
luismendozasilva1@gmail.com
*Cronista de Boconoito
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