miércoles, 19 de diciembre de 2018

LEOPOLDO VILLALOBOS BOADA.


Periodista, cronista de Ciudad Guayana, Hombre acucioso, extraordinario lector, se acaba de morir a los 90 años, según me informó su entrañable amigo César Díaz Decán “Solito”. Mi colega Leopoldo se tragaba y digería todo cuanto caía en sus manos.  Bastaría con decir que no existe periódico en Venezuela que no haya leído.  Lo primero que hacía al levantarse era ir en busca de la prensa, incluyendo las revistas de ese día.  Y no la desechaba después de recrearse ávidamente. La guardaba.  De allí que toda su casa de dos plantas, incluyendo el patio, más que una morada familiar, sea una hemeroteca desordenada,  Un mar de publicaciones en la cual un día cualquiera iba amanecer asfixiado si una institución publica o privada no recogía los impresos donde ha drenado la intelectualidad de todos los tiempos. 
Este es un solo aspectos de los numerosos que llenaban la vida de este periodista amigo, nacido en Guasipati el 15 de noviembre de 1928, la misma tierra de la poeta  Jean Aristeguieta, del botánico  Alejandro Aristeguieta, del jurisconsulto  José Gabriel Machado, del  poeta Rafael Pineda y del escritor Carlos Díaz Sosa, quien lo llevó de la mano a conocer a don Jorge Suegart, director de El Luchador, para que le publicara su primer artículo.
Estudió en la Escuela Federal Graduada Dalla Costa de Guasipati hasta el sexto grado, el único nivel de educación que existía en la tierra de los zorros guaches, por lo que aspirando un nivel óptimo de educación sus padres, Modesto Antonio Villalobos e Isabel Antonia Boada de Villalobos lo enrumbó hacia la capital bolivarense para cursar el bachillerato en el único liceo del Estado: el Liceo Peñalver cuando éste todavía funcionaba en el histórico inmueble que le dio abrigo al segundo congreso constituyente de Venezuela en 1819:  el Congreso de Angostura.
Cuando llegó a Ciudad Bolívar en 1946, el Orinoco estaba en la plenitud de sus aguas.  Se domicilió en una casa de la calle Venezuela, cerca de El Luchador, decano de la prensa en Guayana y Oriente.  En el Fernando Peñalver estudió sólo el primer ciclo, pues hasta allí se detenía el bachillerato por lo que aspirando cumplir el diversificado se fue a Mérida, pero antes trabajó como maestro auxiliar en el Grupo Escolar Estado Mérida de Ciudad Bolívar, bajo la dirección del profesor Alfonso Paraguán.  En la Universidad de los andes se recibió de Bachiller en ciencias Biológicas, pues su aspiración era ingresar a la Escuela de Medicina, deseo que frustró la insuficiencias económica.
Comenzaban los años del 50 cuando en Guayana se hacía promisoria la explotación de las Minas de Hierro del Cerro Bolívar, de manera que regresó y logró enganchar en los laboratorios de la Orinoco Mining Company en Ciudad Piar.  En 1956 la OMC abrió un programa de becas y le concedieron una para estudiar periodismo en la Facultad de Humanidades de la UCV de donde egresó licenciado en 1960 que regresó  para trabajar como periodista de la revista El Minero de la empresa ya como redactor y finalmente como editor, todo a lo largo de 23 años cuando salió jubilado para continuar activo como el primer Cronista oficial de Ciudad Guayana.
Escribió su primer artículo de prensa en el diario El Luchador: “Sarmiento, Magistrado y Educador”, fue lenitivo suficiente para no abandonar jamás el campo de las letras impresas.  Siendo estudiante se aventuró a hacerle una entrevista nada menos que al Maestro Rómulo Gallegos, tan reacio  pues casi siempre le mal interpretaban lo que quería decir.  Fue acertado, pues el Maestro le envió una esquela agradeciéndole la entrevista en 1959, terminando sus estudios de periodismo.  En esa ocasión también hizo una entrevista importante al doctor Charles Best, un tisiólogo que junto con otro científico, fue el descubridor de la insulina y Premio Nóbel de Medicina.
Desde entonces, en periódicos como El Luchador, El Bolivarense, La Esfera, y el Correo del Caroní, aparte de El Minero, aparecieron sus trabajos, generalmente entrevistas, reportajes y de investigación histórica.  “Guasipati, memoria de un pueblo” y “Santo Tomé de Guayana, historia y desarrollo” son productos de esa investigación coronada en libros.  Escribía uno sobre El Callao, un tanto empujado por su amigo del alma César Díaz Decán, periodista como Juvenal Herrera nacido en la tierra del oro.
Leopoldo Villalobos, por lo demás, es autor de la letra del Himno de Guasipati, fue Secretario General de la Asociación Venezolana de Periodistas, Seccional Bolívar, Presidente de la Asociación de Cronistas del Estado Bolívar y se cuenta entre los fundadores del Museo del Oro de El Callao. (AF)


1 comentario:

yarafahnestock dijo...

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